MI EXISTENCIA DEBE
SER CONSCIENTE
Por: jeanne de salzmann
Por: jeanne de salzmann
Quiero tener la
experiencia del hecho de que existo; no sólo como un cuerpo, un animal o una
máquina, sino como un ser humano.
Mis pensamientos y
mis emociones están en el mismo nivel que los de un animal.
Cuando mi atención se
vuelve hacia mí mismo, descubro que nunca soy consciente, que nunca estoy
despierto.
No sé que existo o
cómo existo.
Simplemente lo
olvido.
Toda mi vida pasa sin
que yo tenga la experiencia de lo que es más importante.
Cuando trato de
volver mi atención hacia mí mismo, veo que es difícil y de hecho casi nunca lo
hago.
Mi atención siempre
va hacia algo que no es yo, que no es lo que soy.
EXISTO………
Entonces el primer
paso es pensar «existo», pensar en el hecho de existir.
Si ese pensamiento no
viene, no me acordaré nunca de mi existencia.
Pero el pensamiento
sólo no es suficiente, no es una experiencia.
Sólo mi pensamiento
está presente.
Para recordar que
existo, debo también QUERERLO.
Pero no quiero nada,
no me interesa.
Si realmente lo veo,
hay un impacto.
Empiezo a comprender
que mi sentimiento no me obedece y que no tengo ningún poder sobre él.
Ni siquiera me doy
cuenta de que considero mí existencia como un hecho cumplido.
No sé lo que quiere
decir existir como un ser humano.
No me doy cuenta de
que existo y por consiguiente no sabré nunca por qué, por qué razón, y nunca
sobre cómo existo.
MI EXISTENCIA DEBE
SER CONSCIENTE………
Debo tener esa
experiencia, debo saberlo; mi existencia debe ser consciente; de otra manera,
no tiene ningún sentido.
¿Qué quiere decir
saber?, ¿tener una experiencia?
Debo ver que mí
pensamiento no es suficiente, que nunca tendrá la experiencia de algo
pensándolo.
Debo aportar más de
mí mismo a mí Presencia, pero ¿cómo?
Necesito ver que lo
que falta es una conexión con mi cuerpo.
Sin esa conexión
estoy atrapado en pensamientos o emociones cambiantes que abren paso a la
fantasía.
Y mi cuerpo, o es mi
amo, un tirano que demanda satisfacción para sus apetitos, o es mí enemigo,
obligado a pagar por todos mis pensamientos y mis emociones.
Y sin embargo mi
cuerpo podría ser el mejor soporte para tener la experiencia de mi existencia.
Está en el nivel de
la tierra y toma su fuerza de ella.
La acción de nuestra
vida está en ese nivel, en esa esfera, no allá arriba, en el aire.
Debo sentir mi cuerpo
en la tierra, en el piso.
Lo hago a través de
la sensación: sintiendo su peso, su masa y, más importante aún, sintiendo que
hay dentro de él una fuerza, una energía.
A través de la
sensación, necesito sentir una conexión con mi cuerpo tan profunda que se
transforma en una comunión.
Más adelante veremos
que hay sensaciones y sensaciones.
Pero por el momento,
necesito reconocer que la sensación es un instrumento de conocimiento, un
instrumento de contacto conmigo mismo.
Si quiero saber que
existo, debo sentir la fuerza y la energía en mí a través de ese contacto.
Por ejemplo, si
quiero conocer la calidad de mi pensamiento, debo entrar en contacto con ella a
través de una cierta sensación.
Y es igual con la
energía del cuerpo y la energía del sentimiento.
Necesito tener una
sensación, no solamente de la carne, de las tensiones, sino una sensación interior
de la energía, una sensación de que mi cuerpo está vivo.
Tener una sensación
voluntaria es muy dificil.
Nada en la vida nos
da una sensación interior salvo, excepcionalmente, el impacto proveniente, por
ejemplo, de un peligro o de una gran pena.
No tengo una
sensación a menos que algo me fuerce a ello.
Si no hay dolor, me
olvido de que tengo un estómago.
Pero para conocer el
estado de las energías en mí, necesito tener una sensación que sea voluntaria.
Un hombre consciente
tendría una sensación permanente de sí mismo y siempre sabría cómo está
interiormente.
Así que nuestra
primera meta es desarrollar una sensación interior.
jeanne de salzmann
No hay comentarios:
Publicar un comentario