miércoles, 30 de septiembre de 2015

CONCIENCIA DE SI Y CONCIENCIA OBJETIVA

CONCIENCIA DE SI Y CONCIENCIA OBJETIVA

Hay dos estados de conciencia posibles para el hombre, pero sólo le son accesibles después de dura y prolongada lucha.

Estos dos estados superiores de conciencia se llaman "conciencia de si" y "conciencia objetiva”.

Generalmente creemos que poseemos la conciencia de si, es decir, que estamos conscientes de nosotros mismos, o en todo caso que podemos ser conscientes de nosotros mismos en el momento que lo queramos; pero en verdad "la conciencia de sí" es un estado que nos lo atribuimos sin ningún derecho.

La "conciencia objetiva" es un estado del cual no sabemos nada.

La conciencia de si es un estado en el cual el hombre llega a ser objetivo para consigo mismo, y la conciencia objetiva es un estado en el cual entra en contacto con el mundo real, u objetivo, del cual ahora está separado por los sentidos, sueños y estados subjetivos de conciencia.

Se puede hacer otra definición de los cuatro estados de conciencia desde el punto de vista de la posible cognición de la verdad.

En el primer estado de conciencia, es decir, en el sueño, no podemos saber nada de la verdad.

Inclusive si nos llegan algunas percepciones o sentimientos reales, estos se mezclan con los sueños, y en el estado de sueño no podemos distinguir entre los sueños y la realidad.

En el segundo estado de conciencia, es decir en el sueño despierto, sólo podemos conocer la verdad relativa, y es de allí de donde viene el término "conciencia relativa".

En el tercer estado de conciencia, o sea en el estado de conciencia de si, podemos conocer toda la verdad sobre nosotros mismos.

En el cuarto estado de conciencia, es decir en el estado de conciencia objetiva, se supone que somos capaces de conocer toda la verdad sobre todas las cosas; podemos estudiar "las cosas en si mismas", "el mundo tal como es".

Esto está tan lejos de nosotros que ni siquiera podemos pensar sobre ello de manera apropiada, y debemos tratar de comprender que hasta las vislumbres de conciencia objetiva sólo pueden llegar en el estado plenamente desarrollado de conciencia de si.

En el estado de sueño podemos tener vislumbres de conciencia relativa.

En el estado de conciencia relativa podemos tener vislumbres de conciencia de si.

Pero si deseamos tener períodos más prolongados de conciencia de si y no meramente vislumbres, tenemos que comprender que éstos no pueden producirse por si mismos, necesitan acción voluntaria.

Esto quiere decir que la frecuencia y la duración de los momentos de conciencia de si dependen del dominio que uno tenga sobre si mismo.

Quiere decir entonces que la conciencia y la voluntad son casi una sola y misma cosa, o en cualquier caso aspectos de la misma cosa.

Debemos comprender ahora que el primer obstáculo en el camino del desarrollo de la conciencia de si en el hombre es su convicción de que ya la posee, o en cualquier caso, de que la puede tener en el momento en que lo desee.

Es muy difícil persuadir a un hombre de que no está consciente, ni de que tampoco puede ser consciente a voluntad.

Es particularmente muy difícil porque la naturaleza hace aquí una jugarreta muy graciosa.

Si se le pregunta a un hombre si está consciente, o si se le dice que no está consciente, contestará que si lo está, y que es absurdo decir que no lo está, porque lo está oyendo y lo comprende.

Y tendrá toda la razón, aunque al mismo tiempo esté totalmente equivocado.

Esta es la jugada que le hace la naturaleza.

Tendrá razón porque su pregunta o su observación lo habrá vuelto vagamente consciente por un instante.

Un momento después la conciencia desaparecerá.

Pero recordará lo que usted le dijo y lo que él contestó, y por supuesto considerará que está consciente.

¿Qué significa el adquirir la conciencia de si?

En realidad el adquirir la conciencia de si significa un prolongado y duro trabajo.

¿Cómo podría un hombre estar de acuerdo con trabajar asi, si cree que ya posee exactamente lo que se le promete como resultado de un prolongado y duro trabajo?

Naturalmente, un hombre no comenzará este trabajo ni lo considerará necesario, hasta que no llegue a estar CONVENCIDO de que no posee ni conciencia de sí ni todo lo que esté relacionado con ella, es decir, la unidad o individualidad, el "Yo" permanente y la voluntad.

Esto nos trae al asunto de las escuelas, ya que es sólo en escuelas especiales donde se puede dar el desarrollo de la conciencia de si, de la unidad, del "Yo" permanente y de la voluntad.

Esto debe ser comprendido claramente.

Ouspensky



CONSCIENCIA Y VOLUNTAD

CONSCIENCIA Y VOLUNTAD

PREGUNTA

¿Cómo se puede vencer esta inercia?

RESPUESTA

Mediante el esfuerzo: esfuerzo para recordarse, para observar, para no identificarse.

La consciencia es una fuerza, y la fuerza sólo puede desarrollarse venciendo los obstáculos.

En el hombre, pueden desarrollarse dos cosas: la consciencia y la voluntad.

Ambas son fuerzas.

Si el hombre vence a la inconsciencia, poseerá la consciencia; si vence a la mecanicidad, poseerá la voluntad.

Si entiende la naturaleza de los poderes que puede lograr, será claro para él que aquéllos no pueden ser dados; estos poderes deben desarrollarse mediante esfuerzo.

Si nos volviésemos más conscientes tal como somos, seguiríamos siendo máquinas conscientes.

Son necesarios los propios esfuerzos, porque de otro modo, aunque al hombre se lo vuelva consciente, no podrá usar eso.

Está en la naturaleza misma de las cosas que la consciencia y la voluntad no pueden darse.

Si alguien se las pudiera dar, eso no sería un beneficio.

Está es la razón de por qué uno debe comprarlo todo, nada se da gratis.

Lo más difícil es aprender cómo pagar.

Pero si esto pudiese explicarse en pocas palabras, no habría necesidad de ir a la escuela.

Uno tiene que pagar no sólo por la consciencia sino también por todo.

Ni la mínima idea puede convertirse en propia hasta que uno haya pagado por ella.

Ouspensky


EL ESTUDIO DE LA CONSCIENCIA EN EL SENTIDO CORRECTO

EL ESTUDIO DE LA CONSCIENCIA EN EL SENTIDO CORRECTO

No hay necesidad de alegorías ni analogías, pues podemos hablar de hechos concretos si empezamos a estudiar la consciencia en el sentido correcto.

Si volvemos por un momento a la analogía de un aeroplano, ¿cuál es la razón de por qué nuestro aeroplano no puede volar?

Naturalmente, la primera razón es porque no conocemos la máquina, como accionarla ni como ponerla en movimiento.

Y la segunda razón es que, como resultado de ésta ignorancia, la máquina trabaja a muy baja velocidad.

Ouspensky


EL HOMBRE NO ES LO QUE ÉL SUPONE SER

EL HOMBRE NO ES LO QUE ÉL SUPONE SER

Nos atribuimos muchas cualidades que no poseemos.

No estamos conscientes.

Si no estamos conscientes, no podemos tener unidad, no podemos tener individualidad, no podemos tener un Ego o "Yo".

Todas estas cosas las inventó el hombre para mantener la ilusión de la consciencia.
                                           
El hombre puede ser consciente, pero actualmente no lo es.

Debe reconocerse que el hombre vive debajo de su nivel legítimo.

Ouspensky



EL SENTIMIENTO DE UNO MISMO ESTÁ SUJETO A MODIFICACIÓN

EL SENTIMIENTO DE UNO MISMO ESTÁ SUJETO A MODIFICACIÓN

Hemos visto que, para llegar a ser el Hombre Nº 4 u Hombre Equilibrado, la conciencia de si debe acrecentarse como también el desarrollo de los centros.

Hemos visto que, con un acrecentamiento de conciencia de si, el sentimiento de uno mismo está sujeto a modificación.

Es el acostumbrado sentimiento de si lo que contribuye a nuestro desequilibrio.

Estos son puntos muy importantes.

Con el sentimiento de uno mismo que se tiene ahora no puede haber transformación de si, porque, como dije, es el sentimiento de uno mismo lo que nos mantiene en el lugar en donde estamos, hablando psicológicamente.

Es difícil de comprender que esto es así.

Uno no se da muy bien cuenta de la existencia de ese sentimiento de uno mismo y de qué modo esto nos limita.

Ahora bien, un hombre equilibrado posiblemente no tiene el mismo sentimiento de si que tenía anteriormente porque su conciencia de si se ensancho.

Ha perdido su alma en un nivel y la hallo en otro nivel de su ser.

No obstante, NOS AFERRAMOS a nuestro sentimiento de nosotros mismos y por cierto no nos damos cuenta de ello.

Les aconsejo tratar de observarlo tan a menudo como puedan.

Nos ayuda a interrelacionar muchas cosas del Trabajo.

Tomemos un ejemplo, y sigámoslo paso a paso.

Alguien habla y se comporta de una manera que provoca en mí un violento resentimiento.

Le replico con amargura.

Abro un sinnúmero de armarios repletos de amargos recuerdos cuidadosamente conservados.

Sigo y sigo culpando a dicha persona, no puedo dormir, etc.

Esta es la manera de vida.

La manera de Trabajo es diferente.

Primer paso: observo que soy violento y amargo.

Esto es una cosa muy diferente de ser violento y amargo.

Deja penetrar un rayo de luz —esto es, mientras antes era inconsciente, estaba identificado con mi estado, tengo ahora una ligera conciencia de dicho estado—.

Noto asimismo y recuerdo algo de lo que estoy diciendo y digo de costumbre.

Segundo paso: recuerdo que carece de importancia quien tiene la culpa, yo soy el culpable por ser negativo.

Si valoro el Trabajo, este me ayuda a cambiar de frente y buscar la causa en mí mismo y no en dicha persona.

Tercer paso: debo preguntar qué es lo que está relacionado con el acostumbrado sentimiento de mí mismo, aquello que esta tras el estallido.

Reflexiono en esa quietud y relajamiento que sobreviene cuando se presta sinceramente una atención dirigida a si mismo.

Porque la causa está en algo que incluyo en el habitual sentimiento de mí mismo: o está en algo que no incluyo en ese sentimiento de mí mismo.

Ocupémonos del primer caso — a saber, me enfurecí tan violentamente porque algo que incluyo en el sentimiento de mí mismo ha sido herido—.

Reflexiono en lo que se dijo y se hizo.

Decido que se criticó mi eficiencia.

¿Tengo, pues, UN RETRATO de ser eficiente y ésta es una parte componente de mi acostumbrado sentimiento de mí mismo?

No me había dado muy bien cuenta de ello.

Con el correr del tiempo llego a tener cada vez más conciencia de que esto es así.

Hasta ese punto acreciento mi conciencia de las fuentes de mi acostumbrado sentimiento de mí mismo.

Luego mi tarea es clara.

Debo advertir dónde no soy del todo eficiente e incluirlo lentamente en mi sentimiento de mí mismo.

Ahora bien, esto cambiará ligeramente mi sentimiento de mi mismo.

¿Por qué? Porque mi conciencia de mí mismo se acrecentó.

Y me veré también liberado de ser TAN SUSCEPTIBLE en esta dirección, por haber incluido lo opuesto.

Consideremos otra posibilidad, a saber que la causa radica en algo que no incluyo en el habitual sentimiento de mi mismo.

Estará por lo tanto en las tinieblas —esto es, el inconsciente—, lado de mi mismo.

Ahora bien, si esto es así tenderé a proyectarlo a los otros.

Reflexionando descubro que dicha persona siempre me irrita, prescindiendo de si me critica o no.

Hay algo en ella que no puedo soportar.

Aún no estando presente, me molesta.

¿Por qué no puedo descartarla?

Empiezo a sospechar cuál es la razón.

No la puedo descartar porque de algún modo ella es yo.

Pero como puede ocurrir esto, si no la quiero en absoluto y me quiero tanto a mi mismo.

Pues bien, es en verdad extraño, pero la razón estriba en que el amor de si no quiere admitir ésta parte de mí en mi conciencia.

No lo incluiré en mi sentimiento de mi mismo.

La solución es fácil.

Proyecto simplemente ese desagradable lado de mí hacia adelante y lo veo como si fuera otra persona que se le parece mucho.

Así ocurre que las faltas que más nos disgustan en los otros son por lo general las que desplegamos nosotros mismos sin tener conciencia de ellas.

Por cierto parecería como si se hubieran tomado todas las precauciones para impedirnos despertar a lo que somos realmente.

Esta primera etapa en la regeneración, o en el nacer nuevamente, no en la carne sino en el espíritu, es precisamente el despertar a lo que somos realmente, y es tan sólo posible por medio del acrecentamiento de la conciencia de uno mismo.

Pero acercarse a esa primera etapa fue hecho deliberadamente muy difícil.

Hay por doquier pozos, trampas, barreras, muchos mojones y callejones sin salida.

Y además de todo ello, las más extraordinarias ilusiones sobre nosotros mismos nos son inyectadas diariamente desde nuestra primera niñez, con el añadido de muchas persuasiones estúpidas que casi sumergen nuestra percepción de la verdad.

A este respecto, ¿no dirían ustedes que el poder de LA AUTO JUSTIFICACIÓN, tan vigilante e inagotable, no fue designado para ayudar nuestro despertar? (A propósito, ¿por qué los diablos son tan inagotables?)

Retornando a nuestro tema: He llegado hasta el punto de pensar que la causa de mi estallido se relaciona con cosas mucho más profundas que una afrenta a mi RETRATO DE SER EFICIENTE, porque esa persona despierta mi ira de tantas otras maneras.

De hecho, ahora admito que estoy proyectando hacia dicha persona algún lado desagradable de mí mismo que no quise recibir en mi conciencia.

Otros pueden haberlo descubierto, pero no yo: y en verdad nunca fue incluido en mi sentimiento de mi mismo.

Otra vez más mi tarea es clara.

Debo estudiar aquella persona a la luz de que es alguien en mí que ignoro.

En general, ella es el opuesto a lo que está incluido en mi habitual sentimiento de mí mismo: y cabe entender aquí que tal vez posea cualidades cuya necesidad siento mucho.

A medida que la admito en mi conciencia llegará a ser entero, en lugar de ser parcial.

Esto es algo maravilloso.

Y claro está, el sentimiento de mí mismo cambiará por completo.

Hemos de emplear todos los medios, métodos, artificios e invenciones para acrecentar la conciencia de nosotros mismos con el fin de acercamos al nivel del Hombre Equilibrado.

Dije artificios e invenciones deliberadamente.

A veces uno puede sorprenderse a si mismo y otras espiarse.

Esto no es exactamente lo mismo que observarse a si mismo, o más bien, es una forma de prestarse atención, como también de espiarse.

A propósito, prestarse atención nada tiene que ver con criticarse a si mismo; es lo mismo que advertir casualmente un transeúnte en la calle.

Pero en todos los casos se apunta a acrecentar la conciencia de uno mismo, pues cuando esto sucede el sentimiento de uno mismo se modifica, y uno lo sabe y AGRADECE A DIOS.

Ahora bien, recuerden, la razón por la cual se modifica es que incluyen en su conciencia de si cosas que no habían incluido antes y así el anterior sentimiento de si tiene que cambiar.

Ténganlo presente.

Vivimos en una casa con las persianas cerradas.

Un poco de luz penetra en ella.

Esa luz la llamamos plena conciencia: y así nosotros, un montón de imbéciles, que vivimos en una oscuridad casi total, hacemos de nuestra vida un terrible embrollo y no sabemos usar o no usamos correctamente los centros que pueden armonizar con centros que están siempre en actividad.

Como lo señaló una vez Ouspensky: "Vivimos en una casa llena de máquinas muy delicadas y maravillosas.

A la luz de una solitaria candela intentamos hacerlas funcionar sin saber nada acerca de ellas.

Si una cosa anda mal, la culpa siempre es ajena."

No vayan a creer que esas palabras de Ouspensky son exageradas.

Si necesitan una prueba, miren en torno de ustedes —si son incapaces de mirarse a si mismos—.

Ahora bien, abrir las persianas suele lastimar al principio.

Luego se puede soportar algo más de luz y después cada vez más.

Lo que se creía que era uno mismo empieza a parecerse a una prisión situada muy lejos, en el valle que está a nuestros pies.

Maurice Nicoll




EL SIGNIFICADO DE LA CONCIENCIA

EL SIGNIFICADO DE LA CONCIENCIA

El cambio en el hombre comienza por el cambio de su comprensión del significado de la conciencia, para seguir luego con la adquisición gradual de su dominio sobre ella.

¿Qué es la conciencia?

En la mayoría de los casos en el lenguaje ordinario se usa la palabra "conciencia" como un equivalente de la palabra "inteligencia", en el sentido de actividad de la mente.

En realidad, la conciencia es una especie muy particular de "darse cuenta" en el hombre, independiente de su actividad mental.

Ante todo, "darse cuenta" de sí mismo, darse cuenta de quién es él, de dónde está, y más aun "darse cuenta" de lo que sabe, de lo que no sabe, y así sucesivamente.

Sólo uno mismo puede saber si en un momento dado está "consciente" o no.

Esto fue probado hace mucho tiempo en cierta corriente de pensamiento en la psicología europea, la que comprendió que sólo el mismo hombre puede conocer ciertas cosas acerca de sí.

Aplicándolo a la conciencia, quiere decir que sólo un mismo hombre puede saber si su conciencia existe en un momento o no.

Esto quiere decir que la presencia o la ausencia de la conciencia en un hombre no se puede probar por la observación de sus actos exteriores.

Como ya lo he dicho, este hecho fue probado hace mucho tiempo, pero su importancia nunca fue totalmente comprendida, porque siempre se le ligaba con la comprensión de la conciencia como un proceso mental o una actividad de la mente.

Si un hombre se da cuenta de que no estaba consciente hasta el momento en que lo percibe, y luego se olvida de esta percepción, o aun si la recuerda, esto no es conciencia.

Es tan solo el recuerdo de una fuerte percepción.

Quiero ahora atraer su atención hacia otro hecho que ha sido perdido de vista por todas las escuelas modernas de psicología.

Es un hecho que la conciencia en el hombre, no importa cómo se la mire, nunca permanece en el mismo estado.

Existe, o no está.

Los momentos más elevados de conciencia crean memoria.

Los otros momentos, el hombre simplemente no los recuerda.

Esto, más que nada, produce en el hombre la ilusión de conciencia continua o de un continuo "darse cuenta de sí".

Algunas escuelas modernas de psicología niegan enteramente la conciencia, inclusive niegan la necesidad de tal término, pero ello no es sino un derroche de mala inteligencia.

Otras escuelas, si se les puede llamar así, hablan de estados de conciencia, queriendo significar: pensamientos, sentimientos, impulsos motrices y sensaciones.

Esto está basado en el error fundamental de mezclar la conciencia con las funciones psíquicas.

Hablaremos de ello más tarde.

En realidad, en la mayoría de los casos, el pensamiento moderno todavía confía en la vieja formulación de que la conciencia no tiene grados.

La aceptación general de esta idea, si bien tácita, aunque esté en contradicción con muchos descubrimientos recientes, detuvo muchas posibles observaciones sobre las variaciones de la conciencia.

El hecho es que la conciencia tiene grados bastante visibles y observables, por cierto visibles y observables para cada uno en sí mismo.

Primero está la duración:

¿Cuánto tiempo ha estado uno consciente?

Segundo, la frecuencia de aparición: ¿cuántas veces se ha llegado a ser consciente?

Tercero, la extensión y la penetración:

¿De qué era uno consciente?, lo cual puede variar muchísimo con el crecimiento del hombre.

Si tomamos sólo los dos primeros, podremos comprender la idea del posible desarrollo de la conciencia.

Esta idea está ligada con un hecho muy importante y muy conocido por las antiguas escuelas psicológicas, como por ejemplo la de los autores de la Philokalia, pero completamente ignorado por la filosofía y la psicología europeas de los dos o tres últimos siglos.

O sea que la conciencia se puede hacer continua y controlable por medio de esfuerzos especiales y de estudios especiales.

Trataré de explicar cómo se puede estudiar la conciencia.

Tomen un reloj y miren el segundero, tratando de darse cuenta de sí mismos, y concentrándose en el pensamiento "Yo soy Pedro Ouspensky" "Estoy ahora aquí".

Traten de no pensar en nada más, simplemente siguiendo el movimiento del segundero y dándose cuenta de sí mismos, de su nombre, de su existencia, y del lugar en que están.

Mantengan apartado todo otro pensamiento.

Si son persistentes, podrán hacer esto por dos minutos. Este es el límite de su conciencia.

Y si tratan de repetir el experimento inmediatamente después, lo encontrarán más difícil que la primera vez.

Este experimento demuestra que un hombre, en su estado natural, puede con gran esfuerzo ser consciente de una cosa (él mismo) por dos minutos o menos.

La deducción más importante que uno puede hacer después de realizar este experimento en la forma debida, es que el hombre no es consciente de sí mismo.

La ilusión de estar consciente de sí mismo es creada por la memoria y por los procesos del pensamiento.

Por ejemplo, un hombre va al teatro.

Si está acostumbrado no tiene especialmente conciencia de estar allí mientras lo está.

Sin embargo, puede ver y observar cosas, el espectáculo puede gustarle o no, recordarlo, acordarse de la gente que encontró, y así sucesivamente.

Cuando regresa a su casa recuerda que estuvo en el teatro, y por supuesto cree que estuvo consciente mientras se hallaba en él.
                                    
De esta manera no tiene dudas sobre su conciencia y no se da cuenta de que su conciencia puede estar completamente ausente mientras él puede actuar razonablemente, pensar, observar.

Ouspensky


ESTAMOS DORMIDOS

ESTAMOS DORMIDOS

Cuando tratamos de tener presentes todas estas cosas y observarnos, llegamos a la clarísima conclusión de que en el estado de consciencia en que nos hallamos, con toda esta identificación, consideración, emociones negativas y ausencia de recuerdo de si, estamos realmente dormidos.

Sólo imaginamos que estamos despiertos.

De modo que cuando tratamos de recordarnos, eso significa solamente una cosa: tratamos de despertar.

Y despertamos por un segundo, pero luego nos dormimos otra vez.

Este es nuestro estado del ser, de modo que estamos realmente dormidos.

Sólo podemos despertar SI CORREGIMOS muchas cosas en la máquina y si trabajamos muy persistentemente sobre esta idea de despertar, y durante largo tiempo.

Ouspensky



LA CONCIENCIA Por: samael aun weor

LA CONCIENCIA
Por: samael aun weor
Las gentes confunden a la conciencia con la inteligencia o con el intelecto, y a la persona muy inteligente o muy intelectual, le dan el calificativo de muy consciente.
                        
Nosotros afirmamos que la conciencia en el hombre es fuera de toda duda y sin temor a engañamos, una especie muy particular de aprehensión de conocimiento interior totalmente independiente de toda actividad mental.

La facultad de la conciencia nos permite el conocimiento de si mismos.

La conciencia nos da conocimiento íntegro de lo que es, de donde está, de lo que realmente se sabe, de lo que ciertamente se ignora.

La psicología revolucionaria enseña que sólo el hombre mismo puede llegar a conocerse a si mismo.

Solo nosotros podemos saber si somos conscientes en un momento dado o no.

Sólo uno mismo puede saber de su propia conciencia y si esta existe en un momento dado o no.

El hombre mismo y nadie más que él, puede darse cuenta por un instante, por un momento de que antes de ese instante, antes de ese momento, realmente no era consciente, tenía su conciencia muy dormida, después olvidará esa experiencia o la conservará como un recuerdo, como el recuerdo de una fuerte experiencia.

Es urgente saber que la conciencia en el animal racional no es algo continuo, permanente.

Normalmente la conciencia en el animal intelectual llamado hombre, duerme profundamente.

Raros, muy raros son los momentos en que la conciencia está despierta; el animal intelectual trabaja, maneja carros, se casa, se muere, etc. con la conciencia totalmente dormida, y sólo en momentos muy excepcionales despierta.

La vida del ser humano es una vida de sueño, pero él cree que está despierto y jamás admitiría que está soñando, que tiene la conciencia dormida.

AVERGONZADO CONSIGO MISMO………

Si alguien llegara a despertar, se sentiría espantosamente avergonzado consigo mismo, comprendería de inmediato su payasada, su ridiculez.

Esta vida es espantosamente ridícula, horriblemente trágica y rara vez sublime.

Si un boxeador llegara a despertar de inmediato en plena pelea, miraría avergonzado a todo el honorable público y huiría del horrible espectáculo, ante el asombro de las dormidas e inconscientes multitudes.

Cuando el ser humano admite que tiene la conciencia dormida, podéis estar seguros de que ya comienza a despertar.

Las escuelas reaccionarias de psicología anticuada que niegan la existencia de la conciencia y hasta la inutilidad de tal término, acusan el estado de sueño más profundo. Los secuaces de tales escuelas duermen muy profundamente en un estado prácticamente infraconsciente e inconsciente.

Quienes confunden a la conciencia con las funciones psicológicas; pensamientos, sentimientos, impulsos motrices y sensaciones, realmente están muy inconscientes, duermen profundamente.

Quienes admiten la existencia de la conciencia pero niegan de plano los distintos grados concientivos, acusan falta de experiencia conciente, sueño de la conciencia.

Toda persona que por alguna vez haya despertado momentáneamente, sabe muy bien por experiencia propia que existen distintos grados de conciencia observables en uno mismo.

Primero: tiempo. ¿Cuánto tiempo permanecimos conscientes?

Segundo: frecuencia. ¿cuántas veces hemos despertado conciencia?

Tercero: amplitud y penetración. ¿De qué se era consciente?

La psicología revolucionaria y la antigua philokalia afirman que mediante grandes super-esfuerzos de tipo muy especial se puede despertar conciencia y hacerla continua y controlable.

La educación fundamental tiene por objeto despertar conciencia.

De nada sirven diez o quince años de estudios en la Escuela, el Colegio y la Universidad, si al salir de las aulas somos autómatas dormidos.

No es exageración afirmar que mediante algún gran esfuerzo puede el animal intelectual ser consciente de sí mismo tan solo por un par de minutos.

Es claro que en esto suelen haber hoy raras excepciones que tenemos que buscar con la linterna de Diógenes, esos casos raros están representados por los HOMBRES VERDADEROS, BUDDHA, JESÚS, HERMES, QUETZALCOATL, etc.

Estos fundadores de religiones poseyeron conciencia continua, fueron grandes iluminados.

Normalmente las gentes no son conscientes de sí mismas.

La ilusión de ser conscientes en forma continua, nace de la memoria y de todos los procesos del pensamiento.

El hombre que practica un ejercicio retrospectivo para recordar toda su vida, puede en verdad rememorar, recordar cuántas veces se casó, cuántos hijos engendró, quiénes fueron sus padres, sus Maestros, etc., pero esto no significa despertar conciencia, esto es sencillamente recordar actos inconscientes y eso es todo.

Es necesario repetir lo que ya dijimos en precedentes capítulos.

Existen cuatro estados de conciencia.

Estos son: sueño, estado de vigilia, auto-conciencia y conciencia objetiva.

El pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, sólo vive en dos de esos estados. Una parte de su vida transcurre en el sueño y la otra en el mal llamado estado de vigilia, el cual también es sueño.

El hombre que duerme y está soñando, cree que despierta por el hecho de regresar al estado de vigilia, pero en realidad durante este estado de vigilia continúa soñando.

Esto es semejante al amanecer, se ocultan las estrellas debido a la luz solar pero ellas continúan existiendo aunque los ojos físicos no las perciban.

En la vida normal común y corriente el ser humano nada sabe de la auto-conciencia y mucho menos de la conciencia objetiva.

Sin embargo, la gente es orgullosa y todo el mundo se cree auto-conciente; el animal intelectual cree firmemente que tiene conciencia de sí mismo y de ninguna manera aceptaría que se le dijese que es un dormido y que vive inconsciente de sí mismo.

UNA INTENSA EMOCIÓN………

Existen momentos excepcionales en que el animal intelectual despierta, pero esos momentos son muy raros, pueden representarse en un instante de peligro supremo, durante UNA INTENSA EMOCIÓN, en alguna nueva circunstancia, en alguna nueva situación inesperada, etc.

Es verdaderamente una desgracia que el pobre animal intelectual no tenga ningún dominio sobre esos estados fugaces de conciencia, que no pueda evocarlos, que no pueda hacerlos continuos.

Sin embargo, la educación fundamental afirma que el hombre puede lograr el control de la conciencia y adquirir auto-conciencia.

La psicología revolucionaria tiene métodos, procedimientos científicos para despertar conciencia.

OBSTÁCULOS………

Si queremos despertar conciencia necesitamos empezar por examinar, estudiar y luego eliminar todos los obstáculos que se nos presentan en el camino, en este libro hemos enseñado el camino para despertar conciencia, empezando desde los mismos bancos de la escuela.

samael aun weor


LA CONCIENCIA

LA CONCIENCIA

¿Qué es la conciencia?

La conciencia es un género de comprensión emocional de la verdad en ciertas relaciones definidas, por los general en relación con la conducta, con las personas, etc.

Ouspensky

                                   

LA CONSCIENCIA DE SI

LA CONSCIENCIA DE SI

El hombre tiene el derecho de ser consciente de si, incluso tal como es, sin cambio alguno.

La consciencia objetiva requiere en él muchos cambios, pero él puede tener ahora la consciencia de si.
                                    
Empero no la obtuvo, aunque piense que la tiene.

¿Cómo comenzó esta ilusión?

¿Por qué el hombre se atribuye consciencia de si?

Se la atribuye porque es su estado legítimo.

Si no es consciente de si, vive debajo de su nivel legítimo, usa solamente una décima parte de sus poderes.

Pero en la medida en que se atribuya lo que es sólo una posibilidad, no trabajará para el logro de este estado.

A continuación surge la pregunta: ¿por qué el hombre no posee la consciencia de si, si tiene para ello todos los arreglos y órganos necesarios?

La razón de esto es su sueño.

No es fácil despertar, pues hay muchas causas del sueño.

A menudo se formula la pregunta: ¿todas las personas poseen la posibilidad de despertar?

No, no todas: muy pocas son capaces de comprender que están dormidas y de hacer los esfuerzos necesarios para despertar.

Primero, el hombre debe estar preparado, debe entender su situación; segundo, debe tener bastante energía y un deseo suficientemente fuerte para poder salir.

En toda esta extraña combinación que es el hombre, lo único que puede cambiarse es la consciencia.

Pero primero debe comprender que es una máquina, de modo que pueda ajustar algunos tornillos, aflojar otros, etc.

Debe estudiar; he aquí donde comienza la posibilidad del cambio.

Cuando comprenda que es una máquina, y cuando sepa algo acerca de su máquina, verá que ésta puede trabajar en diferentes condiciones de consciencia y, de ese modo, tratará de darle mejores condiciones.

Ouspensky